martes, 1 de enero de 2013

EL MÚSICO A PRUEBA DE BALAS (VI) RESUMEN


Cómo llegar a ser un músico a prueba de balas
Cómo estudiar mal: el estudio mecánico
Cómo estudiar bien: el estudio consciente

RESUMEN DE LOS OCHO TRUCOS:


  1. Estudia en el momento adecuado para ti (mañana, tarde o noche).
  2. Ten siempre el instrumento montado y todo preparado para el estudio.
  3. La curiosidad mató al gato: deja algo para resolver en la siguiente sesión.
  4. Trabaja con objetivos concretos y periodos de tiempo cortos (10 minutos)
  5. Aíslate de fuentes de distracción como móvil, facebook, etc.
  6. Pon un límite al tiempo de estudio y planifica tus sesiones.
  7. Practica el “estudio iterativo” (a ver si con Javi cuela).
  8. Utiliza un modelo para resolver los problemas que surgen.

La página original incluye artículos profundizando sobre estos temas y sobre otros, como controlar los nervios antes de las actuaciones, concentrarse mejor, etc. Iré leyéndolos poco a poco, y traduciré los que me parezcan más interesantes para que todo el mundo pueda aprovecharlos.



EL MÚSICO A PRUEBA DE BALAS (V) Te propongo un cambio (nº 5,6,7 y 8)


Te propongo un cambio (nº 5): Evita distraerte en el estudio

¿Cómo no distraerse? Póntelo fácil.

Parece ser que un estudio reciente ha demostrado que muchos estudiantes se concentran ininterrumpidamente en una tarea solo  unos tres minutos.  Los que lograban mantenerse en la tarea durante más tiempo, tendían a ser mejores estudiantes. Y un dato importante es que no importaba cuántas veces se interrumpía la tarea: dejar de estudiar para entrar en el Facebook solo una vez en 15 minutos estaba ya relacionado con malos resultados. ¿Por qué ocurre esto? 

No es solo la distracción externa de un mensaje lo que nos desconcentra. También distrae la voz interna que se está preguntando  “¿Habrán visto ya la graciosísima foto que acabo de subir?” o “¿Habrá escrito alguien en mi muro?”.  Si esto nos pasa mientras tocamos, no estamos estudiando deliberadamente, sino automáticamente: nuestra mente no está en lo que estamos haciendo, aunque parezca que nuestros dedos están tocando.

¿Cómo solucionar esto? Póntelo fácil: por ejemplo, si es el móvil lo que te distrae, apágalo  y ponlo en otra habitación para resistir mejor la tentación de encenderlo.  ¿Cuándo fue la última vez que recibiste un mensaje tan urgente que no podía esperar? Después de todo, no existe realmente “una emergencia” en el Facebook. Haz un trato contigo mismo del tipo: “solo podré entrar en Facebook después de haber estudiado”.

Te propongo un cambio (nº 6): Pon un límite al tiempo de estudio para maximizar la eficacia.

En 1955 The Economist publicó un ensayo humorístico que comenzaba así: “El trabajo se expando hasta rellenar completamente todo el tiempo disponible para su realización”. En otras palabras, si tenemos una semana para acabar una determinada tarea, la tarea requerirá una semana. Si solo tenemos 24 horas, la haremos en 24 horas. De la misma manera, si tenemos toda la tarde para estudiar, pasaremos toda la tarde estudiando. Lograremos alcanzar nuestros objetivos, pero en el máximo tiempo posible. 

¿Qué pasaría si solo pudiéramos estudiar 1 hora esta tarde? ¿En qué usaríamos el tiempo? ¿Mejoraría nuestra concentración? ¿Qué estrategias usaríamos para optimizar el poco tiempo que tenemos? Muchos músicos dicen que cuando se han visto obligados a estudiar menos tiempo (debido, por ejemplo, a una lesión,  o al nacimiento de un hijo) se vuelven más productivos y encuentran la manera de hacer más en menos tiempo.  ¿Por qué no entrenarnos para conseguir esto, sin necesidad de la lesión o del parto?

Tendríamos que establecer un límite de tiempo de estudio diario. Y sería necesario también, claro, un plan de trabajo más claro, objetivos más específicos y el firme propósito de ser productivos todos y cada uno de los minutos de la sesión de estudio. 

Te propongo un cambio (nº 7): Estudia en varios pases, para optimizar el tiempo.

El estudio iterativo

A veces es tan fácil enredarse en los detalles minúsculos de nuestro estudio que pasamos horas intentando perfeccionar un fallo concreto, como la afinación de una nota,  la velocidad de un fragmento, o algún otro detalle. No hay nada malo en dedicar muchísimo tiempo a esto, siempre y cuando no estemos descuidando otros aspectos generales de la obra que estudiamos, que son igualmente (o incluso más) importantes: los matices, el  estilo general, la fluidez, etc. En estos momentos debemos dejar de obsesionarnos, tomar distancia e identificar qué aspectos nos resultarán más rentables de trabajar. 

¿Cómo? 

Con el estudio iterativo.

¿Y qué es eso?

Seguro que recuerdas cuando tus padres no te dejaban salir a jugar hasta que habías ordenado tu habitación. Probablemente empezabas por lo más obvio, un poco para “ver si colaba”: la ropa en el suelo, libros fuera de las estanterías, los restos de la merienda…   Si aún así no conseguías que tus padres te dejaran salir, tenías que perfeccionar un poquito más la técnica: la ropa que has guardado de cualquier manera en el armario debería estar doblada, o colgada en las perchas, por ejemplo. Si tus padres todavía no estaban satisfechos, había que hacer “otro pase” retocando y puliendo el aspecto general de la habitación, hasta que finalmente, te dejaban ir a jugar. 

En este proceso, ordenaste la habitación en varias etapas, y en cada vuelta te dedicaste a detalles cada vez más pequeños, hasta conseguir el objetivo. Cada uno de estos “pases” a la habitación es una iteración, y el proceso completo es un proceso iterativo.

El estudio iterativo es similar, y puede representarse con una pirámide, donde los elementos elementales están en la base, y los detalles en la cúspide. Otros los describen como una serie de filtros, cada uno más fino que el anterior, o también como un zoom:  alejándonos tenemos una visión general, acercándonos prestamos atención a los detalles.  En cualquier caso, debe haber varios niveles (pongamos, por ejemplo, 4), y no debemos dejar de lado unos para dedicarnos casi exclusivamente a otros.

Utilizando esta técnica, puede que no consigas los resultados tan perfectos que esperabas al empezar, pero priorizar evitará que dejes de lado detalles importantes para dedicarte a otros menores.

Te propongo un cambio (nº 8): ¿Cómo resuelves tus problemas?

Usa un modelo para resolver tus problemas, y reducir el tiempo de estudio.

Aquí tienes dos ejemplos:

MODELO 1

Definir el problema:  ¿Cómo quiero que suene esta nota/este fragmento?
Analizar el problema: ¿Por qué suena mal?
Identificar posibles soluciones: ¿Qué puedo cambiar para hacer que suene como quiero?
Probar las posibles soluciones: ¿Qué cambio parece que funciona mejor?
Elegir la mejor solución:  Hacer que el cambio sea permanente
Hacer un seguimiento de los resultados: ¿Los cambios siguen consiguiendo los resultados que quiero o tengo que hacer nuevos cambios?

MODELO 2

Elegir un objetivo: Quiero que esta nota suene…
Intentar conseguirlo: Hacer los cambios necesarios
Evaluar la diferencia entre antes y después: ¿Suena como yo quería?
Volver a empezar