viernes, 28 de diciembre de 2012

El músico a prueba de balas (IV) “Te propongo un cambio (técnicas nº 1,2,3 y 4)”


Te propongo un cambio (nº 1): Aprende más en menos tiempo estudiando en el momento adecuado.


Es decir, estudia cuando sea más productivo. ¿Cuáles son tus horas más productivas durante el día? ¿Eres madrugador o un ave nocturna?
Todos tendemos a tener altibajos de actividad y energía durante el día. Hay muchos que tienen mucha energía por las mañanas, para otros la energía crece a lo largo del día, algunos necesitan dormir siesta, otros no dan pie con bola después de las 8:00 de la noche…
Como el estudio consciente es un proceso mental activo, tratar de hacerlo durante periodos en los que nuestra energía está bajo mínimos ocasiona una gran pérdida de tiempo y además corremos el riesgo de desarrollar hábitos indeseables, como negligencia y descuido, que van a requerir mucho tiempo y energía para poder corregirse.
Por el contrario, podemos aprender de forma más efectiva y progresar mucho más (y por lo tanto, frustrarnos menos) si estudiamos en aquellos momentos en los que, de forma natural, nuestras mentes y nuestros cuerpos están en estado de alerta y concentración.

Te propongo un cambio (nº 2): Una estrategia muy simple para que sea fácil estudiar más.

Para muchos, la parte más difícil de estudiar es sencillamente empezar.  Puedes intentar echar mano de tu fuerza de voluntad, pero la verdad es que la fuerza de voluntad está muy sobrevalorada.  ¿No hay ninguna otra manera de hacer las cosas más fáciles y reducir la cantidad de fuerza de voluntad necesaria? (No olvides que la fuerza de voluntad es un recurso limitado).
Por ejemplo, una estrategia simple pero eficaz es tener el instrumento montado (en un sitio seguro, por supuesto)  para poderlo coger sobre la marcha si se siente un repentino deseo de estudiar o de probar una nueva forma de tocar un pasaje. Así nos evitamos perder 30 segundos en sacarlo y montarlo, y podemos empezar a tocar inmediatamente.  Puede que 30 segundos no parezca mucho, pero el esfuerzo extra que supone montarlo podría ser  la diferencia entre estudiar y no estudiar.

Te propongo un cambio (nº 3): Un sencillo truco para motivarnos a estudiar: La curiosidad mató al gato.

El suspense puede ser una herramienta muy efectiva para motivar a las personas. Por eso las temporadas de las series de televisión suelen acabar dejando cabos sueltos: de esta manera es más probable que nos enganchemos a la siguiente temporada. Hay suspense también en muchos otros programas, donde se nos ofrece al principio un avance con unos pocos detalles y se nos hace esperar hasta el final para ver la noticia completa. No importa el hecho de que no suele valer la pena:  si logran intrigarnos, no podremos evitar ver la noticia.
¿Conoces la historia del informático que antes justo de acabar su jornada laboral introducía a propósito un error en el programa en el que estaba trabajando? De esta manera, cuando volvía a empezar, su primera prioridad era solucionar el problema. De esta manera conseguía tener un problema concreto que solucionar y una idea clara de cómo hacerlo, y lograba concentrarse en su trabajo mucho más rápida y fácilmente.
En tu próxima sesión de estudio, justo antes de acabar, identifica un problema que te gustaría resolver y piensa unas cuantas soluciones posibles… ¡¡pero no pruebes ninguna!! Déjalas para la siguiente sesión.  El suspense que habrás creado dejando una tarea sin completar hará que sea más motivador volver a estudiar, y mucho más fácil concentrarte.
Te propongo un cambio (nº 4): ¿Quieres hacer más en menos tiempo?

La próxima vez que te des cuenta de que estás entrando en “modo automático” o notes que no estás motivado para una sesión completa de estudio, prueba con un “sprint”.
Esto es muy útil porque tendemos a ser mucho más productivos en sesiones cortas, sobre todo cuando tenemos definidos algunos problemas concretos que resolver. En general, una sesión de estudio de 45 minutos o menos es más efectiva que sesiones de más de una hora. ¿Por qué? Es más fácil mantener un nivel alto de concentración e intensidad cuando sabemos a priori que solo tenemos que mantenerlo durante un periodo corto de tiempo.
Necesitarás cuaderno y bolígrafo y un reloj con alarma:

  1. Programa el reloj para dentro de 10 minutos.
  2. Define un objetivo específico que te gustaría conseguir: por ejemplo, mejorar la afinación en un pasaje corto,  aumentar la velocidad de un pasaje con semicorcheas, etc.  Escribe el objetivo definiéndolo en términos muy específicos (por ejemplo, “conseguir una velocidad de negra=200 en los 8 primeros compases”). Así será fácil saber si lo has logrado o no.
  3. Trabaja durante esos 10 minutos para conseguir tu objetivo, y cuando el timpo acabe, escribe lo que has aprendido.
  4.  
     

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